¿Te pasó alguna vez, que la garganta se te hace un nudo, tu corazón se te hace trizas y solo querés llorar… pero no podés? ¿Será porque no está bien visto socialmente (especialmente en hombres)? ¿Será que los tan influyentes estímulos sociales nos exigen estar constantemente “bien” y no nos permiten estar mal? Cualquiera sea la razón, es importante que sepas que no estás solo/a. Hablemos un poco del llanto y ese efecto mágico y sanador que puede tener en alguien que está atravesando una dolorosa pérdida.
Hoy, profesionales de la salud mental, hablan del “llanto emocional”. Un llanto profundo, auténtico, que le permite a uno desahogarse plenamente, activando la función de las neurotrofinas. Por decirlo de otro modo, “nos repara”. Perder a un ser querido, o simplemente pasar por momentos difíciles, nos pone frente a frente con la tristeza y el dolor, la desesperanza, y a veces, la ansiedad. En estos casos, llorar hace bien. Alivia, sana, y hasta ordena las emociones y los sentimientos que agitan como un torbellino nuestro interior. Poder soltar estas emociones, poder exteriorizarlas, tiene un efecto casi mágico para traer la calma que tanto estamos necesitando. En Japón, por ejemplo, este desahogo terapéutico tiene nombre y es: ruikatsu, que significa literalmente “buscar lágrimas”. Surgió en 2013 en algunos locales de Tokio para ofrecer a los japoneses una vía de escape que les permitiera exteriorizar sus emociones. Consiste en una terapia que ayuda a encontrar el equilibrio interior a través de la liberación de las emociones.
El llanto tiene también su propósito biológico, y este es eliminar las toxinas del organismo ocasionadas por el estrés y la ansiedad. No es necesario que nos haya sucedido nada negativo, que sintamos tristeza o desconsuelo. En ocasiones, también lloramos por simple agotamiento, y poder hacerlo, es tremendamente saludable. El simple hecho de dejar ir las lágrimas pone en marcha mecanismos biológicos que nos permiten ver las cosas con mayor claridad, y esta es otra de las razones por las que el llanto puede ser un importante aliado en tu duelo.
¿Por qué no puedo llorar si tengo ganas?
Algunos profesionales sugieren que:
Cuando necesitemos desahogarnos emocionalmente, es importante buscar a la persona adecuada. Alguien que nos ayude a dejar fluir estos sentimientos que hoy nos ahogan. Un buen amigo, un hermano/a, o la pareja. Y por supuesto, los psicólogos, también pueden ser buenos guías en este proceso.
Tengamos siempre muy presente que liberarnos al llanto emocional frente a alguien no es reflejo de debilidad ni de vulnerabilidad. Es un primer paso que damos con el propósito de reconstruirnos de nuevo.
Si queremos apoyar a alguien, además de hacerlo con un abrazo, o de decir que “todo estará bien”, podemos ser intuitivo con el fin de facilitar su desahogo. Estar cerca, estar presente, y por sobre todo, estar sin juzgar.
Si hoy estás atravesando un momento triste, una pérdida, o dolor, dejá que sea tu llanto el que hable, cuando tu boca y tu mente no sean capaz de formular y explicar todo lo que sentís. Cerramos este blog con una conocida y emotiva frase de Violeta Parra, que nos deja una linda reflexión y que lo dice todo;
“ Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me dado la risa… y me ha dado el llanto”
Fuentes:
Comments