Vamos despidiendo otro año, y en este, que es el último mes del año, nos gustaría
invitarte a que hagas una pausa para reflexionar.
Es una enriquecedora forma de conocernos, de querernos y, por sobre todo, de cuidarnos. Con un nuevo año, llegarán nuevas metas, oportunidades y nuevos desafíos, y estamos convencidos de que hacer esta pausa para reflexionar es la antesala ideal para empezar, de la mejor manera, algo nuevo.
La reflexión, entre muchas otras cosas, nos brinda claridad. Una claridad que abre el
paso a cambiar perspectivas, convirtiéndose en un elemento clave para nuestra
reprogramación. En otras palabras, nos permite ajustar y modificar hábitos y rutinas para
encarar de mejor manera lo que se viene. Es una invitación al cambio, un cambio positivo y
continuo que nos permite estar en constante evolución y transformación.
Este estado de reflexión, en el que observamos lo que estamos pensando y sintiendo,
nos permite viajar a nuestro interior, conectándonos con pensamientos y sentimientos que
tenemos, y a veces no se hacen demasiado visibles o simplemente no se dan, porque no
elegimos parar un ratito. En el camino vamos encontrándonos con nuestros logros que, al
hacerse presente, activan el circuito neuronal de recompensa, generando dopamina en el
cerebro, y regalándonos esa increíble sensación de que SÍ PODEMOS. El camino de la reflexión nos lleva también a observar, y a la misma vez, cuestionar aquello que nos duele. A dar un lugar a estos sentimientos, darles un por qué, y confiar que es parte importante de nuestra experiencia humana.
En otras ocasiones, hemos hablado ya de la gratitud y la importancia de agradecer y, ser
agradecidos en esta vida, es otro de los grandes beneficios que llegan con la reflexión.
Agradecer es un acto que nos ennoblece como humanos y también ennoblece a los y lo que nos rodea.
En Jardín de la Paz siempre decimos que la vida es un regalo hermoso que debemos
honrar y homenajear, y la gratitud que nace de una reflexión, es una de las mejores formas de
hacerlo.
Sabiendo que la reflexión nos hace tanto bien, te preguntamos, ¿estás listo para
reflexionar? ¿Te gustaría regalarte este momento contigo? Si te entusiasma la idea, acá te
dejamos 4 puntos claves para lograrlo:
Elegí un lugar tranquilo, donde puedas estar cómodo y en silencio durante unos
minutos. Un espacio que sea de tu agrado y te permita desconectarte del trabajo
o las preocupaciones del hogar. Podés tener a mano lápiz y papel porque
muchos optan por escribir sus pensamientos.
Hacemos una pausa en nuestro presente, para mirar un rato hacia atrás. Revisar
lo vivido, lo logrado, lo que costó un poco más, y también lo que no se pudconcretar. ¿Qué sentimientos nacen al volver a estos momentos? ¿Qué harías
diferente? ¿Qué te gustaría volver a intentar?
Dejemos que el análisis sea tanto en tu vida personal como en tu vida
profesional.
Seamos siempre bondadosos con nosotros mismos en el proceso de reflexión.
No se trata de reprocharnos o castigarnos, sino de poder ver todo con un ojo
compasivo, reflexionar desde la resiliencia para que todo se transforme en
aprendizaje.
Te invitamos a hacer la prueba y a comprobar vos mismo lo bien que hace la reflexión. Tanto
que no creemos que esperes a fin de año para volver a hacerlo. Podemos reflexionar en
cualquier momento y por todo tipo de situaciones, por más pequeñas que parezcan, porque
todo siempre suma a seguir aprendiendo.
Fuentes:
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