Varios estudios, de universidades prestigiosas de alrededor del mundo, como la Universidad de California-Davis, Universidad de Miami, Universidad de Sevilla, Universidad de Indiana y Universidad de Harvard, lo han comprobado luego de una serie de estudios independientes: agradecer hace bien.
La gratitud está relacionada con la salud mental, el autoestima, las relaciones sociales, el descanso y hasta el sistema inmune. En estos estudios, los científicos dividieron a las personas en grupos y les indicaron escribir o cartas de agradecimiento a otras personas, o cosas por las cuales estaban agradecidos, y los compararon con grupos de personas a quienes les pidieron escribir las cosas malas que habían vivido. Al terminar cada uno de estos estudios, que reiteramos, fueron realizados por separado y en distintos tiempos, encontraron que las personas quienes habían tomado el agradecimiento como ejercicio se sentían más llenos de esperanza y optimismo, con mayor autoestima, mejor descanso y salud, y mejor rendimiento en la escuela y en el trabajo. Además, reportaron sentir menos emociones negativas como la envidia, la depresión, y soledad. De hecho, les había servido de ayuda para afrontar distintas crisis a las cuales la vida inevitablemente les había enfrentado, aumentando su resiliencia.
Estos estudios comprobaron que la gratitud libera neuroquímicos como la dopamina, la oxitocina y la serotonina, también conocidos como las hormonas de la felicidad. Es por este motivo que la gratitud puede inclusive ayudarnos a gestionar emociones como la pérdida y el estrés.
Pero ¿cómo podemos incorporar esta práctica tan beneficiosa a nuestras vidas? Hay varias maneras de hacerlo, es cuestión de elegir la que nos suena más natural y fácil de hacer:
· Al cerrar o empezar el día, listar en la mente las cosas por las cuales estamos agradecidos. A algunos les resulta más fácil hacerlo en la ducha, cuando manejan, o salen a caminar.
· Empezar un diario de gratitud, y escribir todos los días algo por lo que estamos agradecidos, es otra forma de hacerlo.
· O, escribir una (¡o varias!) cartas de agradecimiento a nuestra pareja, hijos, amigos o familiares. Esto no solo nos hará sentir mejor a nosotros, ¡sino también a ellos!
Es impresionante ver cómo esta práctica, que por más sencilla que parezca, suele ser difícil al principio, y se vuelve cada vez más fácil. Y lo otro que sorprende aún más es cuán rápido nos empezamos a sentir mejor, y hasta las personas que nos rodean empezarán a notar el cambio en nosotros. ¡Animate a empezar a agradecer y contanos cómo te va!
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